Vinçon
¿Cuántas veces nos habremos preguntado por qué los 30 primeros metros de Vinçon son el más cachondo, entretenido y tentador espacio comercial de Barcelona?
¿Será porque somos fans de los objetos-de-decoración-baratos-pero-que-parecen-caros (y buenos) que exponen regularmente junto a la escalera de subida, a la izquierda de la lámpara cuyo mecanismo de encendido es la pichulina de un niño con la pantalla por montera?
¿Porque tienen una sección en la web de los objetos menos vendidos?
¿O será porque nos sentimos rodeados de todo lo bueno, sensato, imperecedero y útil que ha producido el diseño industrial en los últimos cincuenta años?
Admitámoslo, hay otras tiendas de diseño en la ciudad, muchas con más y mejores muebles, pero quien piense en Vinçon como una tienda de mobiliario es que no se ha pas(e)ado nunca por el lugar, porque si hemos de hablar de alguna especificidad comercial de este espacio mítico, tanto podríamos remitirnos a sus orígenes como tienda de regalos (¿¡Regalos Hugo Vinçon!?), como a su presente como destino natural del must-have del diseño y del regalo inclasificable de buen gusto.
Para acabar: Si estás leyendo esto y eres de Barcelona, quiero creer que no te estoy descubriendo nada que no sepas (en caso contrario, serás un barcelonés insólito y digno de estudio detallado).