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Los habitantes de las casas pequeñas

PERDIZ MAGAZINE | 27.05.2013 | Artículo de Soledad Amado

En 2010 les llamaban locos y convertían en virales de internet . Hoy su estilo de vida es considerado lógico, e incluso recomendable. Son los habitantes de las casas pequeñas. Aquellos que, por razones económicas o en un intento de simplificar su vida, decidieron que no necesitaban cientos de metros cuadrados para ser felices.

Todo empezó en EE. UU. Y no es de extrañar. De 1978 a 2007, el tamaño medio de las casas pasó de ser de 165 m 2  a 230 m 2 . Un crecimiento desproporcionado, pero asumido como natural. Tan natural que tener una casa demasiado pequeña en EE. UU. es incluso ilegal. Lejos de desanimarle, la ilegalidad fue una de las razones que animaron a Jay Shafer a mudarse a su pequeña casa de 6 m 2 .

Tumbleweed Jay Shafer

Tumbleweed Jay Shafer

Hoy es una de las cabezas visibles del movimiento y se dedica a vender pequeñas casas móviles en las que solo hay espacio para lo esencial .

Tumbleweed

Tumbleweed

Tumbleweed

En palabras de Kirsten, creadora del documental “ We, the tiny house people ”, “cuando hablamos de felicidad, las cosas que posees son irrelevantes. Tiene que ver más con tu propia mentalidad. Las casas pequeñas pueden ayudarte a focalizar tu atención en aquello que te hará feliz y no distraerte con cosas que no afectan a tu felicidad”.

Muchos se mudaron a una casa diminuta porque era la única manera de permitirse un hogar. Una casa pequeña, además de ser más barata, implica menos facturas y menos posesiones. Una casa pequeña te permite ahorrar lo suficiente como para pagarte tu casa pequeña.

vivir en una casa pequeña

Pero no todos son abanderados de la austeridad extrema. Algunos han optado por este modo de vida para poder disfrutar de otras cosas más importantes para ellos. Macbooks Pro, los diseños arquitectónicos más sofisticados o poder vivir en el centro son lujos solo posibles cuando tu casa no se come todo el presupuesto.

 

 

En cualquier caso, los habitantes de las casas pequeñas desprenden serenidad y parecen satisfechos con su decisión. ¿Acaso han encontrado la fórmula de la felicidad? Algunos afirman que saber dónde están todas sus cosas les aporta paz mental. Otros se sienten liberados al no tener la obligación de trabajar como mulas para pagar una casa que no necesitan. Según Kirsten, “muchos intentan centrar sus vidas menos en las “cosas” y más en las experiencias. Y está demostrado que son estas últimas las que afectan a nuestra felicidad”. ¿Y tú? ¿Serías capaz de mudarte a una casa diminuta?

Puedes leer el post original aquí.