Voces contra la crisis · Entrevista a Joan Cerdà
EL MUNDO | 15.02.2015 | NADAL SUAU
[Nota previa: el texto que mostramos a continuación es un extracto de la entrevista a Joan Cerdà, socio de Monapart Palma, que publicaba el diario El Mundo el pasado 15 de febrero. En ella, Joan habla de la evolución del arquitecto debido al contexto económico actual y también de la situación en la que se encuentra el sector inmobiliario. Si quieres leer la noticia original clica aquí.]
Instalado en pleno centro de Palma, en un despacho que hasta hace muy poco perteneció al arquitecto Pere Rabassa, Cerdà se muestra entusiasta, vocacional y activo. Y optimista, aunque no deje de detectar con bastante precisión las carencias y necesidades de un sector en plena reconstrucción.
P. Usted que puede verlo desde una doble perspectiva, la del despacho de arquitectura y la de una agencia inmobiliaria, ¿cómo definiría el actual momento económico? ¿El repunte es suficientemente claro como para esperanzarse?
R.- Pues son, efectivamente, dos perspectivas diferentes. La profesión del arquitecto arrastra muchas inercias, de modo que a las cosas les cuesta tanto arrancar como parar. Es decir, cuando empezó el momento más profundo de la crisis, el aterrizaje de los despachos de arquitectos no fue inmediato porque trabajamos con bastante previsión y por lo tanto en muchos casos aún estábamos cerrando las últimas obras contratadas. Pero a cambio, ahora el sector inmobiliario está experimentando sin duda un aumento de la demanda mientras que los arquitectos necesitamos que haya todavía más confianza entre los potenciales clientes para que todo se reactive. De todas formas, en conjunto sí creo que podemos hablar de un momento económico que, representado en forma de gráfico, sería plano y con leve tendencia a la subida. [...]
P. Vamos con su otra faceta, la inmobiliaria. Monapart se define como una agencia Postinmobiliaria. ¿A qué se refieren con ello?
R.- Mi socia Tete Crespí y yo tenemos Monapart Palma, pero la agencia nació en Barcelona de manos de tres personas que no eran del mundo inmobiliario. Y es postinmobiliaria porque nace de las cenizas del boom con la pretensión de ofrecer un nuevo paradigma dentro de ese sector. Se trata de hacer lo mismo (vender y alquilar vivienda), pero de otra manera. Por ejemplo, sólo ofrecemos viviendas en las que nosotros viviríamos. Y no es cuestión de elitismo, porque nuestro ratio de precio no es de alto standing. Pero somos exigentes con la calidad espacial y queremos que cada producto tenga alguna peculiaridad atractiva. En cuanto al proceso de venta, es muy distinto al clásico, para empezar porque damos gran importancia a las redes sociales, de Twitter a Instagram, y renovamos constantemente la web, formalmente y en cuanto a contenidos y posibilidades. Por ejemplo, el nuevo modelo de web está en pruebas y la sacaremos en breve. Intentamos que sea una agencia empática, que acompaña al cliente durante todo el proceso.
Monapart es un postinmobiliaria porque nace de las cenizas del boom con la pretensión de ofrecer un nuevo paradigma dentro de ese sector. Se trata de hacer lo mismo (vender y alquilar vivienda), pero de otra manera.
P. ¿Y cómo combina esos dos registros profesionales, el de arquitecto y el de agente?
R.- Bueno, nosotros nos metimos en Monapart porque nos atraía el trabajo inmobiliario pero nos repelía el mundo inmobiliario [ríe]. Es decir, no nos sentíamos nada identificados con el modelo clásico de ese negocio. Además, creíamos (y creemos) que la profesión de arquitecto ya no puede ser sólo proyectar, sino también promover-construir, porque si no tienes clientes tienes que fabricártelos. Y si crees que ese paso es posible, ¿por qué no vender también?
P. ¿Es un buen momento para comprar vivienda en Baleares?
R.- Sí, estoy seguro. Al menos, según qué viviendas en según qué zonas. Hay barrios de Palma con precios repuntando, y de hecho en Baleares los precios están mínimamente al alza en su conjunto. El mercado es inteligente y detecta que el Gran Ajuste se ha acabado. Pero habrá otras viviendas cuyo precio seguirá cayendo porque están en lugares absurdos, inconexos de la trama urbana, desplazados. Pero en conjunto, es evidente que los precios ya se han ajustado, porque se percibe una mayor confianza. Eso se nota mucho en el mismo sector, que empieza a intuir un horizonte más despejado, eso sí, sabiendo que por suerte no volverá lo de antes.
P. Dice usted 'por suerte' y es verdad que cuando he entrevistado a gente del sector inmobiliario todos han dicho lo mismo: no queremos lo de antes. ¿Pero eso se dice en serio? Quiero decir, ¿cree que se ha aprendido una lección con esta crisis?
R.- Creo que la memoria de las personas es corta y escasa, y que la avaricia siempre estará presente. De modo que dudo que vuelvan ciertos excesos, pero lo achaco a que el propio sistema no lo va a permitir. No habrá músculo para ello, ni plusvalías descomunales, ni crédito suficiente... En todo caso, mi escepticismo sobre esa supuesta lección aprendida no tiene que ver con el sector, sino con la naturaleza humana en general. Y cuidado, que habrá mucha gente agotada después de todo lo ocurrido, y estos ocho años han hecho muchísima criba. Es demoledor analizar cuántos despachos de arquitectura han cerrado en España. Y créame: un despacho cerrado difícilmente vuelve a abrirse.