Una revisión de los 50
LA ALMUDAINA (DIARIO DE MALLORCA) | 01.06.2014 | ESTEBAN MERCER
[El pasado 1 de junio La Almudaina, suplemento del Diario de Mallorca, publicaba una crónica sobre un precioso apartamento en venta en Monapart Palma, situado en Bonaire y reformado íntegramente en 2006.]
En la segunda mitad del siglo XX se inició un predominio claro del movimiento moderno, pero a partir de los años 60 sus planteamientos empezaron a ser cuestionados. Desde entonces, pero sobre todo a partir de los años 70, sus planteamientos comenzaron a ser cuestionados. A partir de ese momento, podemos decir que la característica es la diversidad de propuestas de todos los estilos.
Y en los inicios del siglo XXI el panorama arquitectónico se podría definir con tres características. Gran diversidad de fórmulas, casi todo sirve si es de calidad, el empleo de una sofisticada y compleja tecnología, en la que el software informático se ha hecho imprescindible y un especial interés por los problemas urbanos, sociales y ecológicos, algo que no ocurría cuando se construyó el edificio que hoy les mostramos. No al menos como hoy lo entendemos. Ocurre algo parecido con los interiores y la decoración de las viviendas de los 50 y 60. Los expertos en decoración e historiadores del diseño de interiores coinciden en señalar la década de los 50, ampliando los márgenes a las dos décadas siguientes como una época dorada. Su época dorada. Una de las razones es la eclosión creativa con la recuperación del diseño de espacios y muebles interrumpidos durante las guerras que asolaron el mundo los años anteriores. Se produce cierta liberación, una revolución todavía vigente en la que el edificio y el piso que hoy les mostramos puede servirnos de referente en Palma.
La incorporación de mobiliario de esa época es una de las tendencias más importantes en el diseño recuperado, también en los interiores, durante los últimos años. Se trata de uno de los looks más repetidos en el estilo vintage, que tanto ha calado. Gestionado por Monapart, el edificio que alberga la casa que ven es muy representativo de una Palma que está siendo revisada de nuevo, desde el respeto más absoluto. Se trata de un edificio esquinero de 1957, de planta baja y cuatro alturas, con ascensor y dos vecinos por planta. Muy típico aunque su situación es privilegiada, lo que hizo sin duda a su propietaria, una arquitecta, intervenir de manera cuidadosa, tirando tabiques y levantando otros, revisando o cambiando suelos, y poco más. La vivienda en esquina de 139m2 de superficie construida, con un balcón corrido de 12m2, de cuatro habitaciones y dos baños, en un cuarto piso real con orientación suroeste fue reformada íntegramente en el 2006 y se beneficio lógicamente de los avances tecnológicos que el siglo XXI ha aportado a la arquitectura pero se valoró que estuviera ubicada en un edificio de muy buena factura de 1957.
Sala de estar amplia y con chimenea, asociada al comedor, todo abierto al balcón exterior. Luz a raudales. Cocina bien equipada, con espacio para mesa de comer, asociada a la galería posterior, donde vuelcan dos de las habitaciones, las cuales se pueden conectar con una gran puerta corredera.
Por tanto se potenciaron estancias luminosas, dormitorios con armarios empotrados, tan necesarios hoy, baños con piezas de primeras marcas que dan el toque de vanguardia de manera sutil. La reforma, conviene resaltarlo, fue excelentemente realizada con detalles y acabados muy bien ejecutados y de buena calidad con instalaciones nuevas, calefacción de gas ciudad y preinstalación de aire acondicionado, todo sin perder el encanto de las casas que se construyeron en Palma cuando se abrió fuera de sus murallas y avenidas como Jaime III comenzaron a tomar vida. Era una nueva Palma entonces, hoy se reinventa.