Comprar una vivienda siempre tiene un punto de orgullo por poseer un pedazo de suelo, un rincón al que llamar hogar que se mantendrá a lo largo de los años y que probablemente pasará a las generaciones que vengan detrás. Pero ese orgullo se multiplica cuando ese rincón son 164 m2 del centro de Girona. Un gran piso en el que te sentirás como aquellos habitantes de la Girona medieval que fijaban su residencia en el centro y veían cómo la ciudad crecía a su alrededor. 

Un piso tan especial que llamarlo piso se queda corto: tu atalaya particular, tu hacienda, tus dominios.