Las ciudades como Barcelona atraen a gente de todas partes del territorio, también de los pueblos pequeños. Pero, al mismo tiempo, quienes vivimos en una gran ciudad también disfrutamos de escapar de vez en cuando a una vivienda rústica en algún pueblo tanquilo. Aunque existe una opción que combina ambos mundos: tener una vivienda como esta. Un piso con un toque muy rústico pero práctico y contemporáneo, en un barrio que hace honor a su nombre de “Poble”. Un hogar tranquilo, a medio camino entre la vida urbana del Paral·lel y naturaleza de Montjuïc. El punto medio perfecto entre rústico y urbano.