Feliz punto
Albert, el pequeño de los hermanos vendedores le dijo a Verònica, la compradora: "Sólo con que vivas un 10% de las experiencias positivas que hemos tenido en esta casa ya me daré por satisfecho". Porque Albert, Txomin y Sílvia crecieron en este piso de Poblenou que ahora es ya de Verònica.
El día de la compraventa ante notario los hermanos vendedores nos contaban que la comunidad de vecinos es más una familia que una comunidad, y que de hecho no existía una comunidad "legalizada" hasta que ellos pusieron el piso en venta. Las cuentas del edificio, como por ejemplo el gasto mensual en electricidad, se arreglaban con un "¿Jaume, cuanto te debo este mes de electricidad?". No había ni cuotas mensuales, ni administrador.
Cuando se vende un piso como este, donde una familia lo ha vivido todo, suele saltar alguna lágrima y aparecen multitud de recuerdos y emociones asociadas a esas paredes. Es el punto final de una etapa vital para los que venden y un punto de partida para quien compra. Para Monapart ha sido un placer estar con todos ellos en ese punto.