Un cambio sobresaliente: El antes y el después de una reforma integral
Se necesita tener un ojo especial para identificar un diamante en bruto, y también los conocimientos y las herramientas para transformarlo en una joya. Esto es lo que sucedió con un discreto piso en una de las zonas más interesantes de Barcelona, y que hoy en día brilla en todo su esplendor gracias al trabajo del arquitecto Arnaud Philippe. Descubre el antes y el después de esta sorprendente reforma.
No hay nada como un ojo bien entrenado para identificar un espacio único. El ojo de un arquitecto es capaz de atravesar tabiques y falsos techos; de ignorar elementos como el mobiliario antiguo para visualizar nuevos muebles en el espacio; de visitar la vivienda en un día lluvioso y entender cómo entrará la luz en cada rincón después de la reforma.
A pocos metros del cotizado Passeig de Sant Joan, en el Eixample de Barcelona, Arnaud Philippe encontró el espacio ideal para transformarlo en su hogar. Un traje hecho a medida adaptado a las comodidades de hoy en día, con un toque muy personal que lo hace único.
No hay duda de que se trata de una gran reforma, pero al mismo tiempo tiene ecos de lo que fue antiguamente: la cocina está en la zona donde estaba la cocina; el baño, donde estaba el baño; y las habitaciones se ubican donde estaban antes. Pero, al mismo tiempo, las únicas paredes que no se han tocado son los muros de carga. Todas las estancias están donde estaban, pero han cambiado ligeramente sus dimensiones.
Además de ser algo muy subjetivo, el buen gusto también responde a las tendencias de su época. Lo que funcionaba hace 50 o 100 años no tiene por qué resultar atractivo en la actualidad. O sí, porque siempre hay elementos que se pueden rescatar y reinterpretar. Como las bonitas baldosas de la galería –ahora transformada en un luminoso estudio–, la estancia preferida de Arnaud.
Todas las estancias han sufrido (o disfrutado) una transformación radical. Pero el premio al gran cambio se lo lleva el pasillo que antes unía el salón y el comedor, cruzando la vivienda de un extremo al otro y con puertas a la cocina y a un baño. Ahora el pasillo se ha transformado en una amplia cocina que deja atravesar la luz uniendo las tres estancias, y en la que destacan tres grandes bloques de colores que esconden electrodomésticos, almacenaje y un aseo.
Hablando de colores, aquí podemos ver cómo se ha jugado acertadamente con elementos verdes, azules y rojos, contrastando con el blanco liso que acentúa la luz natural pero sin robarle el protagonismo. Una opción singular de distribuir espacios de almacenaje de forma discreta y llamativa a la vez. De nuevo, lo práctico y lo estético van de la mano para alegría de sus habitantes, visitantes, y curiosos como nosotros.
Si bien la vivienda antigua estaba repleta de vestigios de un pasado que se fue para no volver (véase el papel pintado, los armarios de contrachapado imitación madera o el falso techo de pladur), la reforma actual ha tenido muy presente hasta el más mínimo detalle: radiadores modernos de aire clásico, parquet natural en diagonal para ganar amplitud visual, discreción y elegancia en apliques de luz, interruptores y pomos…
No todos los días tenemos la suerte de ver una reforma tan radical y tan de cerca. Parece que fue ayer cuando en Monapart anunciamos este piso con la esperanza de que alguien supiera ver todo su potencial y transformarlo en el espacio que se merece. Al fin y al cabo, para vender un espacio especial también se necesita una inmobiliaria con un ojo especial, ¿no?