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Malilla y el futuro por venir en Valencia

Han hecho falta casi nueve años desde que se escogiese el diseño de la paisajista Kathryn Gustafson para ver hecho realidad el Parque Central que pretende vertebrar los barrios de Ruzafa (el más cool de Valencia), Arrancapins, La Raiosa, Malilla y La Creu Coberta en Valencia. El pasado enero abría sus puertas parte de una de las operaciones urbanísticas más trascendentes y de mayor envergadura (puede que la mayor desde la construcción de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, allá por 1998) para la ciudad del Turia de la última década. Tal y como cuentan las partes implicadas en el desarrollo de este macroproyecto, el diseño del Parque Central responde a tipologías típicas del paisaje valenciano como la huerta y el mar. Parece más sencillo de lo que en realidad es: se han utilizado más de 60 especies de árboles, y se plantea que una vez esté terminado, 1.000 árboles y más de 86.000 arbustos rodeen las naves de Demetrio Ribes y las explanadas de los alrededores de esta nueva zona verde en el centro de Valencia.

Tal y como cuentan las partes implicadas en el desarrollo de este macroproyecto, el diseño del Parque Central responde a tipologías típicas del paisaje valenciano como la huerta y el mar.

Si bien se han escrito ríos de tinta acerca del coste económico del Parque Central, las complicaciones en sus fases y la infraestructura que conlleva, sin estar tampoco exento de debate el diseño desde el punto de vista arquitectónico, poco se ha hablado de la repercusión que va a tener este gran pulmón verde en el parque inmobiliario de los barrios adyacentes. Algunas fuentes comienzan a hablar de transformaciones radicales cuando los 230.000 m2 planeados para el Parque Central finalicen su construcción, e incluso, procesos de gentrificación como el sufrido en el barrio de Ruzafa desde hace unos cuantos años. ¿Empezaremos a ver calles llenas de maletas y bares anunciando tortitas con sirope y huevos revueltos como desayuno más allá del Barrio del Carmen y Ruzafa?

¿Es posible encontrar un punto medio y lograr barrios más activos, accesibles y acogedores sin necesidad de venderse al turismo de masas y seguir apostando por aquello que los hace únicos?

Sin ir más lejos, el barrio de Malilla empieza a estar en el punto de mira de nuevos compradores e inquilinos, atraídos por la revitalización de la zona que ha supuesto la primera fase del Parque Central, sumada al reciente anuncio de mejoras en el barrio, como la ejecución de un centro sociocultural y otro de salud. En los últimos veinte años, este barrio limítrofe al sur con la huerta que rodea Valencia y al norte con el nuevo Parque, ha visto crecer su población en 5.500 personas, convirtiéndose en un barrio con una demografía muy joven respecto a otras partes de la ciudad y donde se está retomando la construcción de nuevas viviendas y zonas verdes gracias a la gran cantidad de espacio libre. Un barrio hacia donde la ciudad de Valencia aún puede crecer sin ser necesariamente un lugar aislado ni alejado del centro (aproximadamente, unos 20 minutos en autobús desde la calle Oltá hasta la Plaza del Ayuntamiento) y que cuenta con varios colegios, institutos y servicios como supermercados y comercios de proximidad.

¿Empezaremos a ver calles de Malilla llenas de maletas y bares anunciando tortitas con sirope y huevos revueltos como desayuno más allá del Barrio del Carmen y Ruzafa?

Nadie sabe todavía con certeza qué ocurrirá exactamente cuando la Avenida Federico García Lorca sustituya las playas de vías, que se soterrarán previsiblemente en las siguientes fases del Parque Central. ¿Seguirá creciendo el barrio como ha hecho hasta ahora, de una forma más o menos sostenible, o será fruto de cambios radicales como los sucedidos en Ruzafa casi de la noche a la mañana? Por ahora, ya se ha aprobado la venta pública de solares para comenzar las siguientes fases del proyecto, que pretenden soterrar, de una vez por todas, las vías que terminan en la Estación del Norte de Valencia y que prácticamente parten en dos el centro de la ciudad. La venta de estas parcelas para la posterior construcción de edificios de nueva planta, junto al atractivo que ya añade el Parque Central, la cercanía al centro y el envejecimiento de la población de estas zonas limítrofes (que van dejando pisos y edificios vacíos) son el caldo de cultivo perfecto para que, dentro de poco, el fenómeno de la gentrificación se extienda también por estos barrios.

Por ahora no se espera una llegada masiva de hípsters, pero todo se andará. Malilla es aún un barrio con unos alquileres bastante asequibles (entre 400€ y 700€, con algunas excepciones), edificios de entre 30 y 40 años de antigüedad con ascensor y que requieren de algunas reformas a modo de lavado de cara pero nada más allá. No es de extrañar que esté comenzando a ponerse de moda entre estudiantes y jóvenes que buscan piso cerca del centro sin necesidad de gastarse una fortuna en el alquiler. Vivir en un barrio como Malilla tiene sus pros y sus contras, como pueden ser vivir en una zona poco céntrica pero, al mismo tiempo, bien comunicada con el resto de Valencia y con un gran potencial aún por explotar. La zona, que ya comienza a ser hogar de muchos antiguos ruzafeños, comienza a verse plagada de familias jóvenes y algunos universitarios deslocalizados de la zona cero estudiantil en busca de un ambiente más relajado. De hecho, comienzan a aparecer algunos locales con aires vintage que podrían formar parte de cualquier lugar de moda y tanto la compraventa como los alquileres están comenzando a subir también aquí. En Monapart sabemos lo difícil que puede ser atisbar los cambios de este tipo que se producen constantemente en Valencia y lo que esto conlleva a nivel inmobiliario y por eso, somos especialistas en asesorarte a la hora de vender o alquilar tu piso en el próximo barrio de moda. De esta forma, no tendrás que preocuparte a la hora de encontrar a tu futuro inquilino ideal, ni de la posterior gestión de tu piso. Con nosotros, de lo único que tienes que preocuparte es de encontrar el mejor lugar donde desayunar tortitas.

(Artículo de Amanda Ramón para Monapart Valencia)