La historia detrás de las baldosas hidráulicas: Entrevista a Joan Moliner
De Joan Moliner, creador de Rajoles de Barcelona, se puede decir que es un recuperador, un archivador, un reciclador y un enamorado de las baldosas hidráulicas. Aprovecha sus paseos en bicicleta para identificar obras en viviendas que puedan echar a perder algunos de estos preciados elementos. Después las restaura y les da nueva vida, recuperando el espíritu artesanal con el que fueron creadas. En esta entrevista, Joan nos descubre su pasión por las baldosas hidráulicas y nos da una lección de historia. De una historia que, gracias a gente como él, sigue formando parte del presente en muchos hogares.
Háblanos de ti y de tu trabajo. ¿Algún primer recuerdo?
Los primeros recuerdos que tengo de mosaicos hidráulicos son los de casa de mi abuela, un piso grande de Ciutat Vella, donde el suelo de cada estancia era diferente. Pasaba el rato repasando y dibujando los patrones. Siempre me ha gustado dibujar, hacer manualidades, buscar usos diferentes a los objetos cotidianos. Pero empecé a trabajar en un despacho donde he estado los últimos 30 años y se apagó la creatividad.
He vuelto a la baldosa hará unos 4 años. Empezó como un hobby. Las baldosas las recupero en los sacos de obra que encuentro en mi trayecto diario en bicicleta de casa al trabajo. Empiezas con una, luego quieres ver el dibujo que hacen cuatro juntas, después quieres la cenefa, la pieza de la esquina –una de las más cotizadas–, y acabas con una colección que no para de crecer, ahora con unas 1.300 baldosas acumuladas en la terraza.
Tener tantas baldosas almacenadas está bien, pero yo quería verlas lucir, así nació mi primer mural de 10 baldosas en mi comedor. Hace unos 15 años que me muevo con mi bicicleta plegable Brompton, al llegar a casa la dejo en el pequeño recibidor. Se me ocurrió hacer una mesa integrando la bicicleta donde dejar las llaves, las cartas… de esa manera nació mi primera mesa. Recuperar, reciclar y reutilizar las baldosas recuperando una parte del patrimonio olvidado.
¿Qué es lo que más te satisface de tu trabajo?
Cuando alguien adquiere alguna de mis piezas y le explico dónde la recuperé, los años que tiene la baldosa, la fábrica de donde salió, el símbolo que algunos fabricantes utilizaban… La cara vista de las baldosas es la conocida, pero la cara posterior muchas veces es una sorpresa donde puedes encontrar corazones, estrellas, torres o cabezas de gallo. La gente se sorprende y valora toda esta información.
Me apasiona la historia artesanal que hay detrás. Desde el diseño inicial hasta la fabricación de los utensilios para hacerlas.
¿Algún trabajo del que te sientas especialmente orgulloso?
Recuerdo especialmente una pareja que vino a escoger baldosas para decorar una pared del piso donde se habían mudado hacía poco tiempo. Una vez seleccionadas, les explico las direcciones de donde salieron cada una de ellas. Se quedan un momento callados, noto que algo pasa, les pregunto… Una de las baldosas la había recuperado unos meses atrás en el mismo edificio donde habían ido a vivir. La baldosa volvía a casa. Me pasó algo parecido con una mesa, las baldosas habían salido de una calle donde el propietario jugaba de pequeño. A veces pienso que son las baldosas las que escogen, ¡es emocionante!
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
No tengo un orden establecido y depende mucho de las baldosas que recupere. Cuando tengo varias de diferentes modelos pero mismo motivo, como dragones o flores, hago una propuesta en forma de mural. También he realizado algún encargo de mesa a raíz de mis fotos en Instagram. Un día mirando el perfil de Instagram de una ilustradora, pensé: “Sus dibujos quedarían muy bien en esta baldosa…”. Se lo propuse y aceptó, ¡ya teníamos la primera baldosa ilustrada! He hecho diferentes colaboraciones con ilustradores intentado armonizar sus dibujos con el motivo de la baldosa.
¿Alguna música en especial mientras trabajas?
Escucho mucha radio cuando trabajo, me pongo un podcast y pasa el tiempo. A veces, cuando acabo, pienso: “¿De que han hablado hoy?”. Me aíslo en mi mundo pensando en qué historias habrán vivido estas baldosas, algunas con más de 150 años, todo lo que han pasado.
Color, libro, peli y disco favoritos. ¡Por este orden!
Mi color preferido es el verde, sin duda, el color de la naturaleza y la paz, esencial en mi vida.
No podría elegir un libro favorito, pero todo aquel que hable sobre mi ciudad, Barcelona, tendrá mi atención.
En el ámbito de la cinematografía, escogería a Hitchcock como director. Compartiendo espacio con las baldosas tengo un cartel de la película La ventana indiscreta. Cualquiera de los clásicos donde aparezca Katharine Hepburn, Cary Grant, Spencer Tracy...
Música ochentera, sin duda, tengo esta playlist de Spotify con más de 15 horas de música de los 80.
¿Es tu casa reflejo de quién eres? ¿Tienes algún rincón favorito, atesoras alguna colección?
El piso donde vivo es un espacio que siempre ha estado presente en mi vida. Viví aquí de pequeño y el tiempo me ha hecho volver. Sin duda, mi lugar favorito es la terraza, donde guardo la colección de baldosas, pero también donde trabajo y donde paso tiempo con la familia.
Si pudieras comprarte cualquier cosa ahora mismo y llevártela a casa, ¿cuál sería? ¡Cualquier cosa!
No tengo grandes ambiciones materiales, nunca he codiciado un gran coche ni pretendido posesiones… Quizás echo de menos tener un perro, compartí años con tres, pero en todo caso hoy lo adoptaría, aunque hay diferentes opiniones en la familia.
Las baldosas forman parte de la identidad de Barcelona, de nuestra memoria, un legado que no se puede dejar perder.
Un planazo en casa siempre incluye...
Comida, amigos y música. Así pues, volvemos a la terraza: compartir momentos, risas. Un par de fiestas al año nunca faltan.
¿Tienes algún plato estrella?
Desde pequeño me tuve que espabilar en hacerme la comida, normalmente pasta o arroz de sobras varias. No soy un gran cocinero, pero sí tengo algún plato resultón. Para Navidad siempre preparo unas vieiras con jamón. Para el día a día, un humus, tortilla de patatas… Me gusta ver lo que queda en la nevera e improvisar.
¿Cuál es tu lugar favorito en tu ciudad? ¿Y en el extranjero?
He trabajado los últimos 30 años en el centro de Barcelona, he vivido la transformación de Ciutat Vella, las Ramblas, el crecimiento del turismo y la pérdida de lugares que antes eran especiales. Me agobian un poco las multitudes, así que intento buscar algún lugar tranquilo. Hay un bonito parque lejos de todo esto, los jardines de la Tamarita: la vegetación te envuelve, es un lugar ideal para respirar, pasear con los niños o leer el periódico los domingos.
Algo que nos quieras contar y que no te hayamos preguntado. ¡Habla ahora o calla para siempre!
Recuperar baldosas e intentar hacer algo bonito con ellas me ha llevado a descubrir un mundo desconocido para mí. Me apasiona la historia artesanal que hay detrás. Desde el diseño inicial hasta la fabricación de los utensilios para hacerlas. Se empezaron a hacer en fábricas hacia 1860, pero su proceso era totalmente manual. Cada una de ellas la hacía un operario, una a una, y las instalaba un paleta. Cien años después, otro paleta las saca, yo las recupero de los sacos de obra y hago el trabajo de limpieza a mano, todo lo que puedo.
Hacia 1950 empieza el declive de la baldosa hidráulica con la aparición del terrazo. Se cerraron muchas fábricas, perdiéndose una gran cantidad de información. Baldosas hidráulicas se han hecho en diferentes países, pero pienso que las baldosas forman parte de la identidad de Barcelona, de nuestra memoria, un legado que no se puede dejar perder. He empezado una colección de catálogos antiguos de las diferentes casas que fabricaban baldosas: Orsola Solá y Cia, Escofet, Butsems. En algunos de ellos aparecen los nombres de los diseñadores, arquitectos y artistas de la época como A. Sauri Sirés, Alexandre de Riquer, Josep Pascó, Puig i Cadafalch… Todo esto forma parte de nuestra cultura.