En casa de Bernard Benbassat
Bernard Benbassat es chef y francés, dos adjetivos que se llevan tan bien como el aceite y la sal, con una pasión por África y la macrobiótica. Claro, tiene muchos otros adjetivos: profesor, amigo, paseante, sensible, natural, apasionado, fiel, inquieto, abierto…
Llegó a España hace 27 años, un poco a contrapelo, pero el país le fue embriagando poco a poco hasta el punto de que hoy no se imagina viviendo en ningún otro lugar. En Barcelona encontró un caldo de cultivo para las nuevas tendencias gastronómicas; en esos años de Naranjito, la Condal era una ciudad en plena transformación y adaptación a la modernidad europea y Bernard puso las manos en la masa. Hoy le parece la mejor ciudad del mundo para pasear y Bernard casi siempre pone rumbo al Mercado de la Boquería o al de la Concepción, por razones obvias.
Lleva 35 años en la restauración profesional de forma muy intensa, dividiendo su tiempo entre la dirección de cocina (Restaurante Duran-Duran, La Cúpula, Salón Rosa, Hoffman, Joel Robuchon***, Jamin en París…), el asesoramiento a restaurantes y escuelas (fue el director de la Academia Hoffman durante diez años), la participación en viajes gastronómicos y ferias de hostelería internacionales, la colaboración con prensa especializada y medios de comunicación, y desde hace unos años, la organización de talleres de cocina macrobiótica a través de un método pedagógico revolucionario en esta disciplina.
Nos abre las puertas de su casa y en seguida vemos cómo su profesión se hace evidente. No sólo por los cuadros, los libros, los elementos decorativos… Sino porque no tiene una cocina, como el resto de los mortales, tiene dos. Una cocina «normal» y un obrador para repostería. Oh.
Parece una contradicción que un chef francés se pase a la macrobiótica, ¿verdad? Pero él asegura con vehemencia que no lo es: «Somos lo que comemos» afirma, «la macrobiótica es la forma más inteligente de alimentarse». Y la verdad, si nos paramos a pensar, la mayoría no tenemos ni idea de lo que comemos, de cómo nos afecta y más aún, si nos conviene. ¿Estás list@ para caer en la seducción de la macrobiótica?
